El afán protagonista del junior Andy López Obrador, lo llevó a destapar la cloaca morenista.
Su objetivo de afiliar hasta a los más impresentables del partido en el poder, levantó ámpula.
Pronto, los ultra morenistas –incluidos militantes del PT-, rechazaron la afiliación de su compañero senador, Alejandro Murat.
Protestaron por incluirlo en el padrón de afiliados, a los que Andy entrega credenciales de militantes, donde se para.
Adicionalmente, sin despegarse de Oaxaca, acusaron al gobernador Salomón Jara de presuntos vínculos con el narcotráfico.
Uno de los más férreos críticos de Jara, es Benjamín Robles Montoya, quien conoce de sobra al mandatario, al tener como origen la entidad oaxaqueña.
Y casualmente, el propio Salomón Jara se mostró indignado al enterarse que Murat, su antecesor en el cargo, ahora es un flamante militante de Morena.
En Oaxaca, circula información en el sentido de que Murat, se llevó 3 mil millones de pesos, correspondientes al área de seguridad.
En Veracruz, la gobernadora Rocío Nahle García reprochó a la dirigencia nacional de su partido, la afiliación de Miguel Ángel Yunes Márquez a Morena.
Al solicitar a la Comisión de Honestidad y Justicia, rechazar la afiliación de Yunes, la mandataria argumentó que no representa los postulados de su movimiento.
Lo anterior demuestra que los acuerdos del pasado y adoptados en lo oscurito, tarde o temprano, terminan por explotar.
El objetivo de buscar afiliar a 10 millones de personas al partido en el poder, arrojó resultados inesperados.
Ello demostró falta de pericia política de Andy, quien nunca pensó que ese tipo de adhesiones causaría enojo al interior de su partido.
Dos mandatarios, Jara y Nahle, no se disciplinaron ante López Beltrán; se fueron por la libre, y a la yugular de los nuevos cuadros.
Eso indica que el hijo de Obrador –los demás integrantes de la dirigencia, no figuran-, no la tendrá tan fácil.
De entrada, se mostró cual novato que desconoce la cortesía política, puesto que los gobernadores llegaron al cargo vía el voto.
El fondo de ello, es un mensaje en doble vía a Andy: en la entidad que gobiernan los citados morenistas, mandan ellos y sólo ellos.
Más allá de los acuerdos que se logren para las elecciones venideras, los gobernadores de cualquier partido, son políticos de fuerte influencia en el reparto de candidaturas.
Por lo pronto, a Andy se le prendió la pradera. ¿Dará marcha atrás? ¿O se impondrá al estilo del ex presidente Obrador?
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