Martín Aguilar
El hallazgo de una fosa clandestina en Xochimilco, en días pasados, es una contradicción al discurso de seguridad tanto de Morena como del gobierno capitalino, dejó en claro la fracción parlamentaria del PAN en el Congreso de la Ciudad de México, al demandar que la Fiscalía general de Justicia (FGJ) local informe al Poder Legislativo de cuántos más lugares con cadáveres se han descubierto en los últimos seis años.
Al respecto, con la representación de la bancada de Acción Nacional en el recinto de Donceles y Allende, el representante popular capitalino de ese partido, Federico Chávez Semerena consideró pertinente que la FGJ de datos al Congreso sobre las fosas clandestinas en la metrópoli para determinar las acciones a emprender.
"Muchas veces la información de esta fiscalía no fluye como debe ser y, es necesario que esta nueva gestión haga la diferencia y muestre la realidad de la capital en materia de seguridad", sostuvo el legislador panista.
En declaraciones a los medios de comunicación sostuvo que el reciente hallazgo de una fosa en Xochimilco deja en entredicho que sí hay una crisis de violencia, que no quieren aceptar las autoridades.
"Y las madres buscadoras tienen que hacer el papel de peritos porque es muy lento el proceso para activar una alerta en momentos de crisis y nerviosismo familiar, donde se tiene que actuar de manera ágil para una investigación", refirió.
Asimismo, recordó que el año pasado, Ceci Flores identificó en los límites de Tláhuac e Iztapalapa un crematorio clandestino y luego fue perseguida por el gobierno de Morena.
"Mientras a los criminales se les abraza y no se les toca ni con el pétalo de una rosa, aquí en la ciudad brotan las fosas clandestinas y nadie dice nada", refrendó el del blanquiazul.
Chávez Semerena pugnó porque el gobierno citadino a cargo de Clara Brugada Molina entienda la desesperación de una familia por encontrar a un ser querido; "son desapariciones forzadas y no voluntarias como lo hace saber la 4T".
Por todo lo anterior, instó a la jefa de gobierno a no ser igual que su antecesora y aceptar que la Ciudad de México se asemeja en violencia como Sinaloa o Guerrero.
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