Tras varios días y por tradición, más que por cultura, la tauromaquia se convirtió en un espectáculo aplaudido por unos y aborrecido por otros.
Y difícilmente se podría ver abarrotada una plaza de toros por personas de escasos recursos.
De hecho, se trataba de un ambiente frecuentado por políticos, empresarios, periodistas, deportistas y artistas, fundamentalmente.
Una clase pudiente opuesta rotundamente a la prohibición de las corridas de toros, empujaba a mantener la "tradición".
Pero la muerte de ese violento espectáculo vio el inicio de su ocaso, el pasado mes de diciembre.
A principios de ese mes, el Diario Oficial de la Federación publicó el decreto de reformas a la Constitución para prohibir el mal trato a los animales
La Cámara de Diputados, el Senado y los Congresos estatales dieron luz verde a la reforma a los artículos 3, 4 y 73 de la Constitución federal.
Una iniciativa ciudadana, con la firma de 27 mil 442 personas en favor de abolir las corridas de toros, peleas de gallos y otras prácticas, fue aprobada por el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM).
El 8 de enero, por mayoría de sus integrantes, el consejo general del IECM, avaló la iniciativa y fue enviada al Congreso de la Ciudad para su análisis, discusión y eventual dictaminación.
De inmediato, al interior del Palacio de Donceles y Allende, se formaron dos bloques entre los legisladores.
Por momentos cobraba fuerza la presión en contra de la prohibición, empujada por Pedro Haces Jr, cuyo padre Pedro Haces Barba, es un rico empresario taurino.
A las escalinatas llegaron promotores de la fiesta brava, que en ocasiones chocaban contra los grupos en defensa de los animales.
Los diputados se dividieron, a tal grado de entramparse en dictaminación de la iniciativa. Hubo reuniones, pláticas y acuerdos que destrabaron la discusión.
Sin embargo, la línea marcada por la presidenta Claudia Sheinbaum, llevó a la mayoría parlamentaria y aliados, en contra de la tauromaquia con violencia hacia los toros.
Eso para nada agradó a los pro taurinos, tanto al interior del Congreso de la capital, como al exterior.
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