Cada vez son más notorias y públicas las discrepancias de los obradoristas contra la presidenta Claudia Sheinbaum. A la vista de todos, tanto interna como externamente, se han configurado dos enormes bloques en la 4T, más sus ramificaciones. Las diferencias, no son nuevas, vienen desde la época de las precampañas en la etapa denominada las “corcholatas”. Cada aspirante presidencial cuenta con su propio grupo político que ha colocado en distintas posiciones. A ello se sumaron, grupúsculos acostumbrados a vivir del abuso y el chantaje, con el fin de continuar absorbiendo recursos del erario; en resumidas cuentas, vividores de la política. Los bloques que de una u otra manera discrepan con la presidenta son los que encabezan los coordinadores de Morena en el Senado, Adán Augusto López y en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal. Cada uno con sus matices, pero prácticamente ciegos obedientes del ex presidente Andrés Manuel López Obrador. Otro que se cuece aparte

Cada vez son más notorias y públicas las discrepancias de los obradoristas contra la presidenta Claudia Sheinbaum.

 

A la vista de todos, tanto interna como externamente, se han configurado dos enormes bloques en la 4T, más sus ramificaciones.

 

Las diferencias, no son nuevas, vienen desde la época de las precampañas en la etapa denominada las "corcholatas".

 

Cada aspirante presidencial cuenta con su propio grupo político que ha colocado en distintas posiciones.

 

A ello se sumaron grupos acostumbrados a vivir del abuso y el chantaje, con el fin de continuar absorbiendo recursos del erario; en resumidas cuentas, vividores de la política.

 

Los bloques que de una u otra manera discrepan con la presidenta son los que encabezan los coordinadores de Morena en el Senado, Adán Augusto López y en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal.

 

Cada uno con sus matices, pero prácticamente ciegos obedientes del ex presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

Otro que se cuece aparte, con cierta autonomía, pero no menos conflictivo y polémico, es Gerardo Fernández Noroña.

 

El ex canciller y secretario de Economía, Marcelo Ebrard parece más inclinado a la presidenta Sheinbaum  que a López Obrador, tal vez por no  haber recibido la bendición como candidato a sucederlo.

 

Y quien de plano se quedó en el ostracismo de la capital del país, reducido a titular de una secretaría en el gabinete de Clara Brugada, es Alejandro Encinas.

 

Encinas, soñaba con ser secretario de Gobernación, pero la suerte nunca le favoreció en el sexenio pasado.

 

La confrontación con Omar García Harfuch, también lo fue de manera indirecta, con Sheinbaum, de ahí que haya optado por el refugio en la capital.

 

Pero a la presidenta la crecieron los problemas, al enviar su iniciativa en contra del nepotismo y la reelección.

 

Con una aparente falsa disciplina, muchos aceptaron que el nepotismo aplicara a partir de 2027, pero le cambiaron la jugada en el Senado, y mandaron la minuta a la Cámara de Diputados, con vigencia a partir de 2030.

 

Envalentonado, quien saltó al ruedo, cual toro embravecido, fue el senador y ex alcalde de Acapulco, Félix Salgado Macedonio.

 

Primero dijo que se esperaba seis años, después que si el pueblo lo mandaba de candidato aceptaría en 2027 para suceder a su hija en el cargo de gobernadora.

 

Esto porque Sheinbaum, descalificó a aquellos que dentro de Morena, pretendan heredar o recibir de algún familiar un cargo de representación popular. En todo caso, dijo, que se cambien de partido.

 

Así es que esas son algunas de las tantas discrepancias, con las cuales tiene que lidiar la presidenta, dentro de su propio movimiento. Y lo que falta. 


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